Video Killed the Radio Star: Latin American Music Video Showcase

 

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A las seis (6) en punto comenzaba el showcase de videos musicales latinxs curado por Cine Las Américas. El Austin Music Video Festival, que se llevó a cabo del 7 al 10 de septiembre de 2016, mostraba videos y cine en distintas sedes alrededor de la ciudad de Austin: el Empire Control Room, The Ritz, e incluso el Millenium Youth Entertainment Complex, que es donde comienza este relato.

A las seis (6) en punto, pues, llegamos al Millenium, un centro comunitario al Este de Austin donde se puede patinar, beber y jugar. El edificio —de proporciones gigantescas— está detenido en el tiempo: tiene una pista de patinaje sacada de una fantasía de los años ochenta; también se puede jugar videojuegos en el arcade y comer cómida rápida, papas a la francesa y hot dogs. No sé como será el lugar en días normales. Ese día, el contraste entre el puñado de gente que había (modernos casi todos ellos, vestidos con atuendos hipsters y de moda) y la pinta retro del lugar me hizo sentirme en una escena de Napoleon Dynamite más que de Xanadu.

El cine donde se proyectarían los videos fue renombrado por la organización como el “Make-Out Theater”, haciendo alegoría de esos besos y caricias que ocurren en la oscuridad de las salas de los teatros. Una (1) de las parejas que atendieron el evento se besó durante la proyección de los videos.

Los videos empezaron a correr alrededor de las siete (7) de la tarde, después de un sinnúmero de fallas técnicas. Un puñado de personas tuvieron que acercarse a las consolas para asegurarse de que todo estuviera en orden. Se proyectaron nueve (9) videos en el Make-Out Theater ante una sala casi llena. Fue un recorrido por géneros desde la música electrónica hasta el huapango.
Mi memoria seleccionó algunos de los videos proyectados:
Sertified – Fresco


Porter – La china


Jam Therapy – Get Up Get Down

 


Pink Leche – Strut


Mariana Conte – C.T.R.L.


SINE – Feed The Vultures

 

El estilo de realización de cada uno de estos videos musicales es muy diferente. Si acaso, el común denominador es que cada uno cuenta una historia. Por ejemplo, en La China, de Porter, vemos cómo se descubre  el emblema de la bandera mexicana: el águila devorando la serpiente en medio del lago de Texcoco, en el corazón de México. La China recorre montañas y bosques, envejece, corre, brinca, llora, hasta llegar a la tierra prometida.
Todos estos videos, aunque diferentes en estilo y en melodía, demuestran un trabajo arduo de dirección y de producción. Es decir que lograron un producto final de muy buena calidad con —aparentemente— bajo presupuesto. Cada canción utiliza recursos diferentes, más allá de lo que una distinción entre géneros implica. Me explico: mientras que Strut, de Pink Leche, se gesta dentro de un antro donde la gente baila enloquecida con lentes oscuros y bufandas hechas de plumas de colores. En Fresco, de Sertified, vemos a los integrantes de la banda en las calles de Austin haciendo alegoría a las cartas de lotería, las piñatas y el mariachi. Los directores trataron de emparejar la propia voz de cada una de las canciones con los recursos audiovisuales de los clips. Al final, fue una experiencia muy grata ver cómo una forma cultural como videoclip está dando de qué hablar en la esfera latinx, y que estos productos resuenan más allá de los lugares en donde se generan.

El Austin Music Video Festival está dándole otra vida a los videos musicales al ponerlos en la gran pantalla. No que estuvieran muertos: han mutado tanto y de tantas maneras distintas con la llegada de Internet, los teléfonos móviles y el sinnúmero de plataformas y dispositivos que ahora podemos tener experiencias interactivas y hacer que el usuario realmente se sienta parte de lo que antes únicamente podía observar. No quiero decir que antes el video musical no fuese una obra de arte en sí misma, no: pero pareciera que ahora con estas nuevas apuestas interactivas y estrambóticas, ver videos musicales se convierte casi, casi, en una experiencia cinemática. Nos anticipamos al lanzamiento de un video como si fuese el nuevo episodio de una serie, lo compartimos con nuestros amigos e incluso los tratamos de emular, sea de forma paródica o como una apología. El panorama de posibilidades que existen para el video musical son casi infinitas. Para nosotros, el público por siempre agradecido, esta vastedad significa un cosmos de sensaciones por experimentar.
Allá en los lejanos ochenta se escuchaba una canción que ahora parece premonitoria, y cuánta razón tenía: video killed the radio star.

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